La albahaca es una planta de intenso aroma y color que no
solo alegra la vista de cualquier cultivo sino que además nos ofrece numerosos
beneficios a la hora de realzar el sabor de los platos, de proporcionarnos
salud y también de proteger otras plantas de nuestro cultivo.
La albahaca es una planta de cultivo anual y pertenece a la familia de las labiadas. Procede de la India y sin duda combina bien con multitud de alimentos como el tomate y otras plantas aromáticas como el orégano, el ajo o las cebollas.
Condiciones del cultivo de la albahaca
Temperatura: La albahaca es amiga de los ambientes cálidos y no soporta el frío extremo ni las heladas. La temperatura ideal es entre 15º y 25º, y el frío a partir de los -2º detiene su desarrollo.
Sustrato: Requiere un suelo fértil, profundo y aireado.
Luz: Sobrevive bien a plena luz pero también tolera bien la semi-sobra.
Riego: La cantidad de riego ha de ser moderada. Necesita suelos húmedos pero no encharcados, ya que sus raíces no soportan los suelos con exceso de humedad.
Cómo sembrar albahaca
Mejor en semilleros: La albahaca se siembra preferiblemente en semilleros, aunque también podemos hacerlo directamente en la tierra o maceta del huerto urbano, enterrando sus semillas a unos 2 cm de profundidad.
Mejor en primavera: La época más indicada es entre febrero y abril.
Mejor en tierra húmeda: La forma ideal de sembrar albahaca es mantenerla en semilleros a unos 20º y humedecer ligeramente la tierra con un pulverizador todos los días hasta que germinen.
Mejor con luz: Cuando germinen, al cabo de 15 días más o menos, conviene proporcionarles mayor cantidad de luz.
Mejor entre otras plantas: Podemos sembrarlas solas en macetas o entre otras plantas. Su proximidad nos ayudará a mantener alejados insectos y plagas. Sobre todo favorece a los tomates, ya que los protege de ataques de parásitos y aumenta su sabor.
Cómo cuidar la albahaca
La albahaca requiere algunos cuidados imprescindibles al igual que la mayoría de las plantas, es decir, tierra fértil, riego adecuado y luz.
El mayor cuidado hemos de tenerlo a la hora de protegerlas del frío y las heladas.
El exceso de agua también puede suponer un problema, por lo que conviene mantener la tierra húmeda pero no encharcada. Lo mejor es procurarle un buen drenaje.
Es mejor colocar la albahaca en lugares resguardados del viento, pues cuando es intenso rompe sus ramas con facilidad.
Conviene podarlas cada dos semanas para asegurarnos una planta fuerte y abundante en su follaje.
La albahaca no suele ser víctima de insectos o plagas. La de mayor riesgo es la de caracoles. En cualquier caso nuestro consejo es que si se ve afectada por algún problema, no recurras a productos químicos industriales que envenenan el suelo y tus platos. Existen numerosas alternativas ecológicas que puedes utilizar con gran eficacia. Visita nuestra sección plagas.
Es preferible regar directamente sobre la tierra sin mojar las hojas.
Cómo recolectar la albahaca
Antes de la floración: Aunque sus hojas frescas se pueden recolectar durante todo el año, el momento en que ofrece mayores beneficios y propiedades terapéuticas es justo antes de la floración, que se produce entre junio y septiembre. Cuando queremos secarla o congelarla para utilizarla fresca, este es mejor momento de hacer la recolección.
Cortar las flores: Si queremos que crezca más fuerte, conviene cortar las flores, a menos que queramos recolectar las semillas.
Por encima de la yema: La mejor forma de recolectarla es cortando con unas tijeras por encima de la yema.
Cómo conservar la albahaca
Aunque podemos utilizar las hojas podadas a lo largo del año, el mejor momento para recolectarla y conservarla es, como hemos visto, justo antes de la floración. Una vez recolectada, podemos usarla:
Fresca: La mejor forma de conservarla para ser utilizada fresca es congelarla. Para ello, haremos pequeños montoncitos prensados y los meteremos al congelador.
Seca: Una vez recolectada, es aconsejable colgarla boca abajo en un lugar fresco y a la sobra. Cuando se haya secado, se pasa por un molinillo y se guarda en un recipiente de vidrio.
Por qué cultivar albahaca
La albahaca tiene numerosas cualidades que la hacen muy atractiva para ser cultivada. No obstante, recuerda que la moderación en el uso de cualquier planta es esencial para no producir desequilibrios químicos en el organismo.
Sedante: Es una planta sedante que, consumida por la noche, ayuda a disfrutar de placenteros sueños.
Anticatarros: Es antiséptica y antiinflamatoria, por lo que resulta una buena aliada para combatir estados de gripe, catarros, etc.
Reguladora: Regula el sistema nervioso y se recomienda en casos de estrés.
Analgésica: Es un buen analgésico natural y por eso conviene tomarla cuando se sufren dolores de cualquier índole, sobre todo en cuadros febriles o de debilidad general.
Digestiva: Es una planta muy digestiva que ayuda a corregir los trastornos gastrointestinales.
Contra insectos: El aceite esencial de albahaca es muy bueno para repeler insectos, pero debemos usarlo con mucha precaución, pues es muy fuerte y algo tóxico.
Usos culinarios: Sus muchas aplicaciones en la cocina la convierten en una de las plantas aromáticas imprescindibles en la despensa, ya que combina bien con ensaladas, sopas y todo tipo de guisos y salsas.
Protectora del cultivo: La albahaca es, además, una gran aliada del resto de plantas de nuestro huerto ecológico, pues ahuyenta insectos, previene la aparición de plagas y estimula el desarrollo y la inmunidad de las plantas que crecen a su alrededor.
Unos cuidados mínimos te proporcionarán numerosas utilidades en la cocina y en el botiquín natural, gracias a esta planta de verde intenso y alegre olor. Recuerda que los mayores beneficios y la mejor concentración de principios activos se produce con la recolección previa a la floración. Comenta con nosotras tus experiencias al cultivar albahaca, sus usos y aplicaciones o cualquier comentario que quieras compartir. ¡Buen provecho!
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